El cabello como expresión cultural

“Tomar el pelo”, “por los pelos”, “no cortarse un pelo”, “ni un pelo de tonto”, “los pelos de punta”, “con pelos y señales”, ”pelillos a la mar”… seguro que estas frases te suenan, incluso las habrás utilizado en más de una ocasión.

Son expresiones que cuentan con un denominador común: el cabello como centro de atención. Pero no son las únicas, existe un amplio repertorio de oraciones que forman parte de nuestro lenguaje cotidiano y que hacen referencia a esos filamentos que puedes encontrar a lo largo de todo tu cuerpo.


Esto demuestra que el cabello no pasa desapercibido y siempre ha estado presente en el día a día de las personas. De hecho, a lo largo de la historia ha sido un rasgo de vital importancia y ha marcado la estética de las civilizaciones en diferentes puntos del planeta. Por ejemplo en la Antigua Roma, donde llegaron a usar pelucas para ocultar la escasez capilar, el cabello era símbolo de poder entre los varones, mientras que en Grecia lo utilizaban como forma de distinción social. Y ¿quién no conoce la historia de Sansón? que perdió la fuerza al cortarse la melena. 

Las cabezas rapadas se asocian con la esclavitud o las millicias y los nativos americanos lucían sus largas cabelleras como manifestación del crecimiento espiritual y concexión con la naturaleza. Actualmente, los Sij practican el kesh que consiste en no cortarse el pelo como símbolo de devoción a Dios y seguro que te has fijado en los llamativos tirabuzones de los judíos ortodoxos, llamados peyet, que muestra el cumplimiento de la orden bíblica de no rapar los laterales de la cabeza.  

Pero el cabello también juega un papel fundamental en los gestos más cotidianos. Cuando queremos comenzar una nueva etapa o necesitamos un cambio normalmente se recurre a un corte de melena y el pelo también se convierte en el centro de todas las apuestas, ya sea en su modalidad larga, rapada e, incluso, teñida. ¿Quién no ha escuchado la frase de… “si gano prometo raparme la cabeza”? 

En definitiva, ya sea por cuestiones culturales, religiosas, moda, estética o preferencia personal, el cabello siempre ha jugado un papel fundamental en la sociedad. 

– Parte de ti –

Sí, el pelo dice mucho de una persona, no se limita a ser un simple rasgo estético o decorativo, sino que muestra el carácter, los sentimientos, la forma de ser, en definitiva, exterioriza su personalidad. Por eso, es tan importante lucirlo con orgullo y naturalidad porque forma parte del ADN de la persona. Cambiarlo es como intentar modificar el color de los ojos o la piel. 

Pero no siempre ha sido así. Durante muchos años el pelo liso ha sido sinónimo de clase, elegancia y parecía ser el único estilo válido para ir “arreglado” a una fiesta o a trabajar. Era el canon de belleza establecido. Pero ¿debe ser el cabello o cualquier otro rasgo físico un factor decisivo a la hora de optar a un trabajo?, ¿debes modificar tu aspecto por el simple hecho de encajar en la sociedad y en lo que la mayoría considera aceptable? Obviamente no y muestra de ello es que, poco a poco, la pluralidad se ha abierto paso en la sociedad. Actualmente se pueden encontrar infinidad de tipos de pelos tan bonitos y naturales que merecen ser lucidos sin complejos y con orgullo. Ondulados, rizados, afros… cada uno es diferente y único, al igual que las personas y es que ¡en la diversidad está la riqueza!

– Lo que la sociedad mande –

La importancia de lucir un pelo “estéticamente aceptable” supone, en muchas ocasiones, grandes quebraderos de cabeza, porque al igual que no hay dos personas iguales, cada cabello es diferente. Además, habría que preguntarse ¿existe uno bueno y otro malo? Los anuncios, revistas, películas…  han bombardeado durante muchos años con peinados donde las mujeres con melenas lisas eran las protagonistas pero ¿qué pasa con los cabellos ondulados o rizados? pasaban a un segundo plano ya que eran sinónimo de rebeldía, melena dejada o poco trabajada, llevando, inconscientemente, a esas mujeres a someterse a tratamientos de alisado perjudiciales para el cabello con el objetivo de encajar en la sociedad.

Otro de los problemas que se encontraban era la falta de información. Tenían que enfrentarse a un pelo con unas necesidades diferentes que no sabían cómo tratar. Durante muchos años las herramientas, tratamientos o productos brillaron por su ausencia ‘obligando’ a la mayoría de las textu’rizadas a alisar su cabello, usar pelucas o someterlo a tratamientos agresivos. 

– El esplendor –

Es irónico que el actor Chris Rock fuera el encargado de narrar un documental titulado Good Hair en el que explora la importancia del cabello para las mujeres afrodescendientes. Un proyecto que surgió de la pregunta de su hija pequeña: Papá ¿por qué yo no tengo un buen cabello? Si una niña es capaz de plantearse esta cuestión seguramente sea porque hay algo que hacemos mal como sociedad porque ¿qué es un buen cabello? Todos son aceptables, bonitos y se deberían lucir con orgullo. Pero cuando un niño no encuentra referentes se siente aislado, diferente y hace todo lo posible para formar parte de la mayoría siguiendo los cánones de belleza establecidos por la sociedad. 

Afortunadamente, desde hace unos años, con la irrupción de las redes sociales, una comunidad rizada ha emergido haciendo oír su voz y cambiando las reglas del juego. Ahora las personas con el pelo rizado están informadas, saben cuidar su cabello, las firmas cosméticas diseñan gamas específicas para este tipo de pelo, la industria textil contrata a modelos con rizos y en la televisión cada vez es más frecuente ver a personas luciendo orgullosas sus rizos. Se podría decir que hay un boom de cabellos rizados. Pero no han surgido de la nada, siempre han estado ahí, en letargo, esperando el momento óptimo para demostrar que unos rizos cuidados y sanos son símbolo de naturalidad. 

Este es el objetivo de Morae’a, la firma de cosmética capilar creada para devolver al cabello rizado el estatus que se merece, que cuenta con una comunidad textu’rizada cada vez más amplia y que se siente orgullosa de lucir su cabello tal y como es. Un proyecto creado por personas rizadas que augura el comienzo de una gran revolución. 

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