No hay nada más importante que conocerse a uno mismo, tanto por dentro como por fuera. A lo largo de la vida es fundamental aprender a decidir con criterio y para conseguirlo es necesario saber lo que pide tu cuerpo. En cuestiones capilares ocurre algo parecido. En ocasiones, una mala decisión a la hora de escoger, por ejemplo, un producto, puede ser consecuencia de falta de información. Por eso, en este post vamos a hablar de la importancia del autodiagnóstico, imprescindible para descubrir a fondo las necesidades de tus rizos.
Seguro que en más de una ocasión has utilizado alguna gama para el cabello que tenía excelentes críticas y funcionaba de fábula a otras personas, pero que a ti no te ha ido tan bien. No es de extrañar, porque cada persona es completamente diferente, al igual que sus rizos, así que lo que sirve para algunos puede que no sirva para otros.
Si queréis emprender este camino de autodescubrimiento aquí os dejamos unos consejos clave que debéis seguir para analizar en profundidad vuestro caballo.
¿Qué tipo de pelo tengo?
Lo primero que hay que conocer es la forma. Como ya te habrás dado cuenta, en el mundo coexisten melenas lisas, onduladas, rizadas o muy rizadas, pero ¿sabías que a su vez estas se dividen en subcategorías conviviendo hasta 12 tipos de pelo? Te los explicamos:
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Sin forma, suele ser más fácil de peinar aunque más graso. Se divide en:
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1A: Poco voluminoso y fino.
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1B: Cuenta con un ligero volumen en la zona de la raíz.
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1C: Voluminoso en la parte superior de la cabeza y suele encresparse con facilidad.
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Son aquellos con forma de “s”, a medio camino entre el liso y el rizado. Se moldean con facilidad aunque suelen sufrir el temido frizz.
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2A: Presenta las ondas de medios a puntas.
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2B: Cuenta con más volumen y las ondas se forman en la mitad de la cabeza.
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2C: Ondulado desde la raíz, más grueso y con tendencia al encrespamiento.
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Sigue un claro patrón de rizos y los bucles van de más abiertos a cerrados.
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3A: Son elásticos y se entremezclan con alguna honda. Tienden a perder la definición rápido.
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3B: Ofrece una sensación de mucho volumen.
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3C: Es el más voluminoso y grueso de todos, con tendencia al encrespamiento.
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Más frágil y con forma de ‘Z’. Se caracteriza por unos rizos muy cerrados y densos, así como por su tendencia al frizz.
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4A: Los bucles son muy cerrados desde la raíz hasta las puntas y es más quebradizo.
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4B: Rizos en forma de Z y con menos brillo.
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4C: Los rizos son completamente cerrados y es un cabello muy frágil y sin brillo.
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Ahora toca la porosidad
Se trata de la capacidad que tiene el cabello de absorber la humedad y depende de la forma de la cutícula. Si las escamas de la parte exterior de la hebra capilar están abiertas, la porosidad será mayor porque permite pasar más fácilmente el agua (aunque también se evapora más rápido), mientras que si están cerradas tendrá dificultades para hidratar el cabello. Pero vamos a verlas con más detalle:
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Porosidad alta: Las escamas de la cutícula están muy abiertas y la humedad llega al cortex con facilidad. El único handicap es que cuesta retener la hidratación porque al igual que entra, sale, perdiendo elasticidad y haciendo que se reseque el cabello.
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Porosidad media: Es la porosidad perfecta. Las cutículas no están ni muy abiertas ni muy cerradas permitiendo entrar la humedad y reteniendo los nutrientes necesarios para lucir un cabello bonito y saludable.
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Porosidad baja: La capa externa está tan cerrada que impide la entrada de humedad. La parte buena es que una vez consiguen acceder los nutrientes a la zona interna del cabello se mantienen durante más tiempo.
Si quieres saber qué tipo de porosidad tienes puedes hacer la prueba del vaso:
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Llena un vaso con agua del tiempo.
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Coje un pelo entero, de esos que encuentras cada día enredados en el cepillo.
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Introdúcelo en el vaso durante aproximadamente 4 minutos y observa lo que ocurre.
El resultado:
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Porosidad alta: El pelo se hunde rápidamente.
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Porosidad media: El pelo se hunde despacio.
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Porosidad baja: El pelo flota.
Es el turno del grosor
Conocer el diámetro de cada hebra capilar también es importante para definir tu cabello y elegir una gama de productos adecuada. Pero ¡aquí una advertencia! Se puede tener más de un grosor en una misma cabeza y existen 3 tipos de pelo:
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Fino: Es más delicado y vulnerable a los factores externos. Suele ser más quebradizo y aunque son más flexibles y sencillos de peinar, se estropean con facilidad. Te recomendamos productos hidratantes y ligeros que ayuden a fortalecerlo.
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Medio: Mantiene la elasticidad del cabello fino y es más resistente. Las mascarillas y acondicionadores hidratantes te ayudarán a suavizar el pelo y desenredarlo con facilidad.
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Grueso: Es mucho más fuerte y aporta volumen al cabello. Deberías utilizar productos nutritivos que penetren en la fibra capilar y lo mantengan sano por dentro.
Para identificar el tipo de grosor:
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Coge un cabello, enrollalo en tus dedos y ponlo a contraluz.
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Si lo ves claramente es grueso, si apenas se percibe será fino y si no te da la sensación de grueso ni fino será medio. Sencillo ¿verdad?
Y ¿qué pasa con la elasticidad?
Un pelo es elástico si puede estirarse y volver a su forma original. A lo largo del tiempo, factores como la temperatura, la humedad o sustancias químicas pueden haber influido en la elasticidad de tu cabello, pero ¡tiene remedio! ¿Cómo identificarlo? Solo tienes que:
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Coger un pelo y sujetarlo con tus dedos índices.
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Comenzar a estirarlo y observar su comportamiento
El resultado:
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Falta de proteínas: Si se estira en exceso y no vuelve a su forma natural.
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Elasticidad óptima: Si se estira entre un 20% y 30% y vuelve a su forma original.
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Falta de hidratación: Si no se estira prácticamente nada o se parte.
Así es la densidad
Para elegir los productos capilares correctamente debes saber qué densidad tiene tu cabello. Identificarlo es muy sencillo solo tienes que abrir la raya en una zona donde no la lleves habitualmente y fijarte en el cuero cabelludo.
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Densidad alta: Tienes tanto pelo que prácticamente no te permite ver el cuero cabelludo. Utiliza productos ligeros que te ayuden a definir tu rizo sin apelmazar el cabello.
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Densidad media: Aprecias ligeramente el cuero cabelludo. Te recomendamos nuestro serum y el leave-in para aportar volumen.
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Densidad baja: Puedes ver claramente el cuero cabelludo. Utiliza el potenciador de rizos para definir tus bucles y ganar volumen.
Si sigues estos puntos podrás identificar tu tipo de cabello. Un autodiagnóstico capilar puede ayudarte a mantener tu cabello rizado sano, brillante y sedoso durante más tiempo. No esperes más y ¡ponte manos a la obra!