El tiempo pasa para todos ¡incluso para tu pelo! A lo mejor no te habías dado cuenta, pero si te plantas frente a un espejo y observas tu cabello notarás que ya no es el mismo que tenías hace unos años.
Su color, textura, grosor o, incluso, cantidad ha variado a pesar de seguir rigurosamente el mismo ritual capilar de siempre. Primero fue rizado, luego ondulado, actualmente liso y ¿quién sabe cuántas veces más va a cambiar?
Es normal, al igual que tu personalidad, tu cabello sufre modificaciones a lo largo de la vida, pero ¿cuáles son las causas? No suele existir un único motivo, puede deberse a un cúmulo de factores que provocan esta evolución capilar. Algunos de los más frecuentes son:
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Edad: Disminuye el número de folículos pilosos y, por lo tanto, la cantidad de pelo en tu cabeza. Además, se produce menos melanina y aparecen las temidas canas.
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Hormonas: Son tus peores enemigas. No solo alteran tu estado de ánimo sino que, también, provocan la pérdida de cabellos y densidad.
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Genética: La alopecia puede estar condicionada por causas hereditarias. El debilitamiento del cabello no es exclusivo de los hombres, también de las mujeres y si cuentas con antecedentes familiares puede que este momento llegue antes de lo esperado.
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Estrés: Es la epidemia de este siglo. Las prisas, el trabajo, la familia, los nervios, la economía… hay cientos de factores que provocan picos de estrés en tu día a día y ¿sabes cuál es una consecuencia directa? la pérdida del cabello. Cuando estás sometido a mucho estrés los niveles de cortisol aumentan, aletargando los folículos pilosos y evitando la regeneración de tu pelo.
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Alimentación: Una dieta deficiente afecta a la estructura, grosor, brillo y crecimiento del pelo. Para mantener tu cabello sano te recomendamos seguir una alimentación variada y equilibrada, rica en proteínas, vitaminas, hierro, zinc y ácido fólico, entre otros nutrientes.
Pero no son los únicos. Existen más factores que pueden tener consecuencias negativas sobre tu cabello como el consumo de ciertos medicamentos, el tabaco, tratamientos inadecuados o, incluso, determinados peinados.
¿Cómo están las cabezas?
Ahora que conoces algunas de las causas que afectan a tu cabello, vamos a analizar los cambios que puedes notar en tu cabeza.
Pérdida de densidad:
Con el paso del tiempo puedes sentir que tu cabello comienza a evaporarse. ¿Dónde está esa densa melena que una vez llegaste a lucir y esa coleta gruesa que era la envidia de tus amigas? Ahora cada vez que te recoges el pelo parece que ha desaparecido la mitad, pero ¿a qué se debe? muy sencillo. A medida que vas cumpliendo años la regeneración celular se ralentiza y las células que producen la queratina comienzan a volverse perezosas reduciendo el crecimiento del cabello.
Al día se pueden llegar a perder entre 50 y 150 pelos aproximadamente, y durante el otoño esta sorprendente cifra se triplica, rondando los 300, pero no hay que alarmarse porque es un comportamiento completamente normal. Esta pérdida no supone el fin de ese cabello sino que es el inicio del proceso de regeneración capilar que cuenta con 3 fases:
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Fase anágena o de crecimiento: Durante este proceso, que dura entre 2 y 7 años, se forma la parte inferior del folículo y se desarrolla la fibra capilar, además, determina el largo de tu cabello.
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Fase catágena: Esta etapa, que dura entre 3 y 6 semanas, se caracteriza por una ralentización del crecimiento.
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Fase telógena: Dura entre 2 y 3 meses y es la última fase del proceso. Es en este momento cuando el pelo comienza a caerse para dar paso de nuevo a todo el ciclo.
Para contrarrestar la falta de densidad de tu cabello debes comenzar a incorporar rutinas saludables a diario. Seguir una dieta equilibrada, beber agua o utilizar productos específicos que estimulen el cuero cabelludo pueden ayudarte a mejorar la densidad capilar.
Debilidad:
También puedes tener la sensación de que hace unos años tu cabello era mucho más grueso, mientras que ahora es mucho más débil. Esto se debe a que los folículos pilosos, que son los encargados de generar tu cabello, se vuelven más finos dando lugar a una hebra capilar más delgada. Esta debilidad capilar puede producirse en determinadas estaciones del año como el otoño o la primavera, pero está en tu mano llevar un estilo de vida saludable que ayude a fortalecer tu pelo. Descansar adecuadamente, una buena alimentación, evitar situaciones estresantes, tratamientos perjudiciales y utilizar los productos adecuados pueden contribuir a mejorar la calidad de tu melena.
Pérdida de forma:
Otra variable bastante frecuente es que seas de ese tipo de personas que en el pasado tuvo el pelo liso y, de repente, ha pasado a ser rizado, ondulado o viceversa. La forma de tu cabello viene determinada por la genética. A grandes rasgos se podría decir que si el folículo piloso es circular, tu pelo será liso, mientras que si tiene una forma asimétrica será ondulado o rizado. Las situaciones de estrés, tratamientos químicos, ciertos medicamentos, enfermedades o los cambios hormonales pueden influir en el folículo, modificando su forma y, por lo tanto, cambiando tu tipo de pelo. Para volver a recuperar tu cabello te recomendamos seguir una rutina de cuidado lo más natural posible. Utilizar productos con ingredientes procedentes de la naturaleza y diseñados para tratar tu tipo de pelo, evitar herramientas de calor como secadores o tenacillas y emplear gamas específicas que sean beneficiosas para tu cuero cabelludo.
Hello canas:
No hay cabello que esté libre de estas finas hebras de color blanco, pero ¿por qué se prodcuen? con el paso del tiempo el folículo produce menos melanina, provocando la pérdida de color de tu pelo. Aunque hay otros factores como el estrés, la exposición prolongada al sol o factores genéticos, que también pueden provocarlas.
Sea cuál sea la causa del cambio en tu cabello hay que asumir que el tiempo pasa para todos, con sus cosas buenas y, también, las malas. Lo importante es aprender a ser resilientes ante este cambio y aceptarnos en cada momento tal y como somos. Y ¡lo más importante! Disfrutar a tope de cada día.